Amistades aberrantes.

Amigas...¿en verdad existe tal cosa?.

Siempre creí que se acercaban por conveniencia, para sacarte la información a cerca de alguien o porque necesitaban ayuda, y en la escuela lo confirmé, de hecho así era.

En la primaria yo podía ser la chica inteligente del salón, la que hacía bonitas sus tareas, estudiaba toda la tarde y sacaba buenas notas, pero la verdad es que así era solo gracias a mi mamá. Me gustaba ver caricaturas, dibujar, jugar,  pero prácticamente me pasaba toda la tarde haciendo mis deberes. Mi madre me sentaba en la cocina para vigilarme y no era porque no pudiera hacer la tarea o me costara terminarla, mas bien era por que a mitad de la tarea terminaba distrayéndome, dibujando en   mi cuaderno o imaginando historias fantasiosas, lo que solía provocar que un ejercicio que podría acabarse en una hora se convertían en un trabajo de toda una tarde. Pero nadie de mis compañeros sabía esto, por eso yo era la "matada" del salón.

Esta imagen falsa mía dio como consecuencia que las chicas quisieran a cercarse a mi solo por eso, querían las buenas notas que yo sacaba, se peleaban por elegirme a la hora de hacer la tarea grupal y al final terminaban alagandome por lo inteligente que podía ser.  Admito que al principio me lo creí, después de todo yo era inocente para aquel entonces, creía en todo lo que me decía la gente  y me encariñe con ellas. 

La verdad a mi me daba más curiosidad sus secretos femeninos que el tema de la clase, pero cuando me acercaba para saber aquello de lo que platicaban las chicas era como si les incomodara mi presencia y se limitaban a decir: -No entiendes de estas cosas- y se marchaban. Ellas me habían metido a la cabeza el tema de los novios y se acercaban cuando querían saber lo que pasaba con "ese" chico, pero cuando yo les decía que no las entendía se burlaban de mí y no me explicaban nada más.

En un par de ocasiones recuerdo haberme hecho de una "mejor amiga" pero en ambas ocasiones el resultado fue fatal.

La primera de ellas recuerdo que era una chica agradable, se sentaba a lado de mi, jugábamos juntas con unos muñecos de animalitos que metíamos a escondidas en nuestras mochilas, nos reíamos de nuestras propias tonterías y en una ocasión me regalo una pulsera, era nuestro amuleto de la amistad, yo la cuidaba con mi alma y pensé que eso duraría toda la primaria, pero un día dijo que se iría por quince días a otra ciudad, me advirtió que eso la cambiaría y que cuando volviera no sería la misma. Honestamente yo no lo tomé en serio. Ella se fue y yo la esperé pacientemente, recuerdo mirar la silla de mi lado vacía pensando que pronto volvería, y justo un domingo antes de su regreso, mi pulsera se rompió, salieron volando las cuencas y se dispersaron por todo el suelo sin poder recuperarlas todas, yo no quería pensar que eso podía significar algo pero cuando llegó lunes y ella regresó, ya no se sentó a mi lado. La fui a buscar de inmediato diciéndole que vayamos a jugar pero me dijo que ya no lo haría, que ahora le interesaban los niños e incluso que tenía "novio". Yo no entendía la relevancia de eso pero así lo hizo, se alejó de mi y se convirtió en una pollita diva.

La segunda que se acercó a mi era un poco mas brusca, no era tan infantil pero al menos parecía que le gustaba explicarme a cerca de esas cosas que yo no comprendía. Gracias a ella entendí ese sentimiento de atracción que sentía hacia el chico que me gustaba, me motivó a admitirlo, me habló a cerca de madurez y pubertad. La verdad es que ella se desarrollo antes que todas las del grupo y parecía ser la mas madura por lo que todas las pollitas se acercaban y empezaron a pedir de sus consejos, me agradaba juntarme con ella, mientras yo le ayudaba con las tareas ella me enseñaba sobre la vida. Y esa amistad duró al menos hasta el ultimo de día de mi primaria, cuando todo el grupo organizó un bailable de despedida, en el cual admito yo no era muy buena, y ella dijo frente a todos: -Que no baile ella, lo arruinará.-. Ella supo que yo la escuche pero no le importó, paso a mi lado como si nada y entendí que había sido el final.

Al menos las "pollitas divas" me apoyaron, podían ser glamurosas y algo pesadas pero al final me dijeron que bailara y diera todo de mí, que no le hiciera caso. 

Al final de mi primaria creo que todo resultó bien, el chico que me gustaba se acercó para despedirse de mí, me dio un abrazo y me pidió disculpas por  haberse alejado, su ultimo gesto fue darme la mano para quedarnos como amigos aunque después nunca volví a platicar con él.  Y si, bailé, no me importó, de hecho nunca le tome demasiada importancia a las palabras de mi ex amiga, ni siquiera la odié, la verdad no era algo que realmente quisiera hacer, así que bailar mal no era algo que me afectara, de hecho me reí de mi misma. 

En este punto de mi vida creo que yo empece a abrir los ojos, aunque aun me quedó algo de inocencia pues todavía estaba por pasar lo peor... La secundaria.


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